Las cuatro estaciones de Vivaldi. Notas al programa

Publicado el 28/08/2021

Las cuatro estaciones de Vivaldi. Notas al programa

A lo largo de la historia, los sonidos de la naturaleza han servido como fuente de inspiración inagotable para múltiples artistas. No son pocas las propuestas que incluyen en sus partituras sensaciones y pensamientos producidos por el contacto con esa atmósfera bucólica llena de ríos, montañas, tierra, cielo, murmullos y silencios. Desde La Consagración de la Primavera de Stravinski; pasando por la obertura Las Hébridas de Félix Mendelssohn o los Cuatro interludios marinos de Benjamin Britten; por la Sinfonía Alpina de Richard Strauss o la Primavera Apalache de Copland; hasta mencionar la Tercera Sinfonía de Gustav Mahler; numerosos músicos decidieron recrear los diferentes paisajes que adornan este mundo.

Sumado a esa lista, destaca la figura de Antonio Vivaldi. Compositor italiano del género barroco, excepcional violinista y profesor que además se ordenó como sacerdote católico. La mayor parte de su creación musical la desarrolló en un periodo de 30 años durante su trabajo en un orfanato de Venecia, siendo “Las Cuatro Estaciones” una de sus piezas más reconocidas e interpretadas. Compuesta en 1725, corresponde al ciclo de doce conciertos de Vivaldi reunidos bajo el nombre de “Il cimento dell’armonia e dell’invenzione”. Esta obra se encuentra inspirada en cada una de las estaciones del año siendo utilizada, hasta la actualidad, como banda sonora de películas, comerciales, programas, entre otros.

A Vivaldi le tocó vivir en el fin del barroco, durante los años de transición del siglo XVII al XVIII -destacando la evolución del estilo polifónico. Su retórica musical cumple con las características de la época pero, además, incorpora una experiencia precursora donde los instrumentos y sus melodías, lejos de la representación literal, crean las imágenes. Este carácter descriptivo se desarrollaría posteriormente en el Romanticismo bajo el nombre de música programática.

La primera parte del concierto es “La primavera”, que representa vivacidad, alegría y esperanza; donde se puede imaginar el florecimiento de las plantas, el canto de las aves y el suave murmullo de la corriente del agua. “El verano” nos permite apreciar una atmósfera de extremo sopor causada por el calor para luego ser interrumpida por el abatimiento de la tormenta. “ El otoño” personifica dos matices de los periodos de la cosecha, el contento por la recolección de los productos y la preparación para sobrevivir en los tiempos gélidos. Finalmente en “El invierno”, Vivaldi describe sonoramente las distintas sensaciones del frío, la caída de la nieve y el andar sobre el hielo. Cada uno de estos movimientos se encuentra acompañado de una serie de textos, presentados en este programa, que enriquecen aún más la percepción auditiva.

La interpretación que brinda la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil Bicentenario sobre “Las Cuatro Estaciones” cumple con homenajear esta majestuosidad barroca. Un repertorio que celebra la belleza de las texturas de la naturaleza a través del lenguaje sonoro.

 

K. F. Cubas

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